El deterioro cognitivo es una condición que afecta progresivamente las funciones mentales como la memoria, la atención, el lenguaje y la capacidad de resolver problemas. Aunque puede presentarse de forma leve o severa, su impacto emocional y social es profundo tanto para los pacientes como para sus familias.
En este escenario, la tecnología se ha posicionado como un instrumento clave capaz de mitigar el avance del deterioro cognitivo y favorecer una mejor calidad de vida para quienes lo enfrentan. La prueba es el programa ActivaMente. Es impulsado por la Fundación MTP la cual nace de la iniciativa de los empleados de esta consultora tecnológica tras identificar la necesidad de reducir la brecha digital.
La primera edición de esta iniciativa se ha desarrollado junto al servicio de geriatría del Hospital Universitario El Escorial, tras una colaboración a través de Madrid Excelente, y según nos destaca Paloma Rodríguez, responsable del proyecto, ha marcado todo un avance para el grupo de doce participantes. Todos ellos mayores de 75 años y con deterioro cognitivo leve moderado: “Estamos muy contentos con la evolución de los pacientes y con lo que les aporta la tecnología”.
Los propios pacientes también están muy satisfechos, según Paloma, “les preguntó la doctora en el meridiano de la formación si podían decir lo que es para ellos ActivaMente y todas las palabras fueron oportunidad, felicidad, compromiso, amistad”.
La implementación del programa ha marcado algunos retos, tal y como nos destaca la también responsable del área de Desarrollo de negocio social y Fundraising. “El primer reto es quitarles el miedo a enfrentarse a una tablet, de ver gente que está en su misma situación y afrontar que no son la única persona de esa edad que está así. Es una especie de terapia”.

En el desarrollo de ActivaMente la tecnología por tanto juega un papel muy importante pues como nos explica Paloma “a los participantes del programa los primeros días les costaba muchísimo coger una tablet. Y han tenido que gestionar la frustración de dar la tablet táctil y no atinar, porque ellos se creen que es un botón, como los teléfonos analógicos. Nos ha costado un poquito, pero lo han superado”.
De hecho, según recalca Paloma, “hoy en día, han pegado un cambio hasta en su imagen. Han acabado pidiendo las tablets, saben cuál es la suya. Han saltado del miedo al positivismo”. Así, han pasado de mostrarse reticentes y con la duda de para qué les va a servir este programa a llegar a las sesiones con antelación, teniendo ganas de seguir y hasta creando un grupo de WhatsApp entre ellos para quedar a tomar café.
Tras los buenos resultados de este primer grupo, la Fundación MTP espera continuar con ActivaMente: “Tenemos ya una lista de espera de 40 personas. Estamos en el Hospital Universitario El Escorial y el programa se ha corrido como la pólvora. La continuidad que nosotros queremos darle lo estamos sopesando con el hospital para involucrar al primer grupo, el pionero, con los siguientes grupos, que vengan ellos como alumnos avanzados”, adelanta Paloma.
A la vez nos confiesa que “ya nos están pidiendo tanto del Hospital de Móstoles como del Hospital Universitario de Fuenlabrada. Así que nuestra idea es que ActivaMente vaya creciendo, por supuesto, por la Comunidad de Madrid y por todos los sitios donde podamos ir”.
Claro que ActivaMente no es el único programa que guía el trabajo de la Fundación MTP en el colectivo sénior. Su labor pasa por reducir la brecha digital con otros programas como el D+65, como destaca Mar Martínez, coordinadora de Proyectos y Alianzas, “lo que estamos intentando hacer es que no se queden atrás. Darles herramientas para que sepan gestionar su vida de manera autónoma y pedir una cita médica. También tener certificados en su teléfono para poder hacer gestiones y enseñarles a que, aunque la vida evoluciona, ellos también pueden evolucionar”.
De ahí que ayuden a muchas personas mayores a usar el móvil porque, como subraya Mar, “es la herramienta que tenemos todo el mundo. Y para la gente mayor es muy importante también saber qué tienen en este dispositivo, cómo utilizarlo y sacarle todo ese potencial. Desde hacer videollamadas o poder hacer compras online. Que no les dé miedo porque es muy sencillo y la compra llega a casa sin que tengan que ir a ningún sitio”.
Para muestra, un botón porque según ejemplifica Paloma, “un grupo de personas que estaban en nuestro taller necesitaban la tarjeta europea sanitaria. Y pusimos en práctica el descargársela y con mucho miedo lo hicieron. Pero ahí estábamos nosotros para apoyarles. Y van superando retos”.
En definitiva, iniciativas como las promovidas por la Fundación MTP demuestran que la tecnología puede convertirse en un puente hacia la inclusión, la autonomía y el bienestar del colectivo sénior. Sin duda, se está sembrando una semilla de cambio que no solo combate el deterioro cognitivo, sino que también devuelve a muchas personas la confianza, la ilusión y el protagonismo en una sociedad cada vez más digital.
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