De media, las personas nos pasamos durmiendo un tercio de nuestras vidas.
Todos necesitamos dormir las horas para las que estamos predispuestos genéticamente y no es posible funcionar plenamente con menos horas de sueño.
Al dormir descansamos, pero cuando soñamos la actividad cerebral de nuestro cerebro aumenta.
Aunque al despertar no los recordemos, de media las personas tenemos entre 4 y 6 sueños cada noche.
Algunos estudios afirman que un 12% de la población tiene sueños en blanco y negro.
Nuestra personalidad es la misma cuando estamos soñando que cuando estamos despiertos, lo que hace que reaccionemos de la misma forma a los mimos estímulos en el sueño y en la vida real.
El sonambulismo es mucho más común de lo que se piensa. Según los estudios, aproximadamente un 3,6% de la población padece este trastorno del sueño.
Las personas con discapacidad visual también sueñan. Los invidentes de nacimiento sueñan de manera distinta ya que los sueños están representados por otros sentidos como pueden ser el olfato o el sonido.
La cantidad de tiempo de sueño profundo que dormimos normalmente comienza a disminuir alrededor de los 40 años de edad, y habrá desaparecido por completo para cuando se cumplan los 80 o 90 años.
Algunas personas duermen con los ojos abiertos. A este fenómeno se le conoce como “lagoftalmos nocturno” y no es apropiado porque al estar abierto, el ojo no se hidrata lo suficiente.
El hombre es el único mamífero que retrasa de manera voluntaria el sueño.
Cuanto mayor es la altitud, mayor es la interrupción del sueño.